Una guía para regar tu cultivo de cannabis, en interior y exteriores
Published :
Jul 24, 2017
Categories :
El cultivo de marihuana
El riego de la marihuana debe llevarse a cabo correctamente para asegurar la salud de los cultivos y la maximización del rendimiento. Los cultivadores deberían tener cuidado con los signos de exceso o carencia de riego para prevenir un daño innecesario en su cultivo.
Con la prohibición del cannabis lentamente llegando a su fin, se está produciendo una revolución en la innovación, las tecnologías y en el sector de la hierba. Cuando se trata del cultivo, es fácil perderse en los numerosos métodos, técnicas y productos disponibles a la venta. Al hacerlo, algunos pueden acabar prestando menos atención al aspecto más básico, pero absolutamente fundamental, del cultivo de una buena cosecha de cannabis: el riego.
Regar tus plantas es una necesidad. Representa un sencillo proceso que determinará el éxito o fracaso de tu cultivo. Con el fin de maximizar la salud y vitalidad de tus plantas, debes considerar factores como frecuencia y cantidad de riego. Por no mencionar, los diferentes métodos que se aplican a cultivos en interior y exterior, además de las diferencias entre cultivos a pequeña escala y plantaciones comerciales.
CUÁNDO REGAR TUS PLANTAS
En relación a cual es el mejor momento para regar tu cultivo, hay demasiadas opiniones sobre cómo conseguir el calendario óptimo. Algunos cultivadores creen que el riego en horas de día es preferible, alegando que el agua se utiliza de una forma más efectiva en presencia de luz. Además argumentan que el riego nocturno promueve la humedad en el suelo, lo que contribuye al crecimiento de moho.
Independientemente de la hora del día que elijas para regar tu cultivo, hay algunas señales objetivas que te ayudarán a determinar cuanta agua es necesaria. Una de las prácticas más extendidas señala que el mejor momento para regar, es cuando la capa superior del suelo , o medio de cultivo (unos 2-3cm) se ha secado completamente. Esta es una manera infalible de evitar un exceso de riego. Como alternativa, regar algo menos de lo recomendado será menos dañino, ya que las raíces necesitan extraer el aire y exceso de humedad que pueden causar un debilitamiento de la planta.
RIEGA TU CULTIVO CON MODERACIÓN
Es posible que riegues tus plantas en exceso o con demasiada poca agua, ambas acciones provocarán síntomas específicos. Cualquiera de estas posibilidades pueden conducir a menores rendimientos o incluso a la ruina de un cultivo entero. Por estas razones, es importante vigilar de cerca el estado de tus plantas y el sustrato que estás utilizando.
EVITAR RIEGO EXCESIVO
Si crees que los primeros síntomas de sequedad en tu planta son una indicación de que está desesperada por un poco de agua, es probable que la riegues en exceso accidentalmente.
El riego excesivo se produce cuando tu cultivo recibe más agua de la que las raíces pueden soportar. Cuando riegas, haz un ejercicio de precaución. Se recomienda regar hasta ver que “charcos” temporales se acumulan en la parte superior y una cantidad decente de agua se drena por la parte inferior del tiesto. Controlar el agua escurrida tiene múltiples beneficios y te ayuda a observar cualquier problema de drenaje. Provocar un pequeño drenaje de agua, puede ayudar a eliminar el exceso de sales naturales del suelo o sustrato.
Una señal reveladora de que estás regando demasiado tus plantas, es la caída o el rizamiento de las hojas abanico. Esto hace evidente que algo está pasando con la salud de tus plantas. Si el exceso de riego empieza a alcanzar un estado crónico, tus plantas pueden llegar a mostrar síntomas como hojas amarillentas y otras señales de deficiencia nutricional.
EDEMA Y RAÍCES PODRIDAS
Otro de los problemas que pueden suceder cuando las plantas están regadas en exceso, es la enfermedad denominada edema. Esto sucede cuando una planta absorbe más agua de la que requiere, haciendo que las células de la planta se hinchen, o incluso rompan. En estos casos, las lesiones y cicatrices pueden ser evidentes en tus plantas, junto con hendiduras en la parte superior de las hojas.
Cuando el suelo está constantemente saturado con agua, básicamente estará ahogando las raíces. Esto puede hacer que se asfixien y se empiecen a pudrir, lo que conduce a una patología que conocemos como “podredumbre de las raíces”. Esto es la consecuencia de una enfermedad fúngica que hace que las raíces se vuelvan grises y viscosas. Si existen indicios, es aconsejable eliminar las plantas afectadas del espacio de cultivo y evitar inmediatamente cualquier posibilidad de propagación.
EVITAR CARENCIAS DE RIEGO
Puedes comprobar si tus plantas han recibido poca agua si al coger del tiesto un puñado de tierra, parece estar muy seca. Debido a que el agua cumple funciones fisiológicas vitales de las plantas, una escasez de agua puede tener un efecto perjudicial sobre la salud de tu planta y potencialmente disminuir su capacidad de producir cogollos. La caída y el marchitamiento de las hojas es también un síntoma de un riego demasiado escaso. Las hojas también pueden parecer finas y amarillas debido a la falta de líquidos. Después de periodos sostenidos de carencia de riego, las plantas parecerán flácidas y como si se fuesen a desplomar. Una escasez de riego continuo provocará una cosecha devastada.
TENER EN CUENTA LA ILUMINACIÓN
Mejorar tu sistema de iluminación a medio camino a través del ciclo vegetativo puede provocar que tus plantas empeoren debido al desgaste. Por ejemplo, si eliges poner las lámparas más cerca de las plantas, o aumentar las horas de exposición, tu cultivo puede acabar sufriendo de escasez de agua. Al fin y al cabo, cuando las plantas están expuestas a mayores cantidades de luz, requieren de manera natural más agua.
LA MACETA ES IMPORTANTE
El tamaño del tiesto utilizado al plantar tu cannabis es extremadamente importante para el éxito de tu cultivo en general. Las macetas deberían seleccionarse en proporción al tamaño y edad de cada planta. Plantas jóvenes y pequeñas, deben mantenerse en macetas pequeñas hasta que sus raíces se desarrollen en el suelo. Es entonces, cuando el tamaño de los tiestos deberían aumentarse para que la planta continúe estirándose y creciendo. Permitir que las raíces de una planta llenen el espacio es una buena manera de evitar el exceso de agua. Si una planta pequeña habita una maceta grande, sus raíces pueden no absorber todo el agua, causando que un exceso de líquido se acumule en el fondo de la maceta con resultados perjudiciales.
MÉTODOS DE RIEGO
La manera más obvia y sencilla de regar tus plantas es usando jarras.
Alternativamente, se puede usar riego por goteo si la planta crece en exterior. Este sistema consiste en situar tuberías a lo largo del jardín, Las tuberías presentan orificios al lado del tallo de cada planta. El agua gotea lentamente a través de cada apertura, de acuerdo a la cantidad de presión presente en el sistema. Este lento goteo, permite un suministro constante de agua a cada planta, manteniendo el suelo húmedo, pero no encharcado.
Los sistemas hidropónicos son otra gran manera de garantizar un suministro adecuado de agua. La hidroponía realmente mantiene a las raíces de la planta suspendidas en agua durante la mayor parte del ciclo de crecimiento, utilizando un sustrato como arcilla o fibra de coco. Se pueden usar bombas de agua para suministrar aire y nutrientes a las raíces, los cuales se pueden añadir al depósito para nutrir a las plantas.
El método de riego por mecha también se puede utilizar como una especie de procedimiento automático de riego. Las mechas de nylon se pueden colocar desde el depósito hasta el suelo, administrando agua a las plantas.