Cómo solucionar el exceso o la falta de riego del cannabis
Published :
Aug 18, 2019
Categories :
El cultivo de marihuana
Regar las plantas de cannabis es un tema de equilibrio. Si riegas demasiado, corres el riesgo de que se pudran las raíces; y si riegas demasiado poco, tu planta se secará. Usa estos consejos para solucionar los problemas del exceso o la falta de riego.
El éxito de un cultivo de marihuana depende de la destreza del cultivador para equilibrar todos los factores necesarios para la salud de las plantas. Una fertilización insuficiente puede provocar deficiencias nutricionales, mientras que abonar demasiado puede provocar quemaduras en las raíces. La falta de luz producirá un crecimiento reducido; y si la fuente de luz está demasiado cerca, las hojas se marchitarán y quemarán. Si la humedad es demasiado elevada, probablemente aparezca moho; y si es demasiado baja, acabarás con unas plantas secas y tristes. Y lo mismo puede decirse del riego.
El riego excesivo o insuficiente es, de lejos, uno de los errores más fáciles de cometer al cultivar marihuana. Ambos producen síntomas similares: las hojas empezarán a marchitarse y las plantas tendrán un aspecto mustio y enfermo. Esta guía te enseñará a identificar las señales del exceso o la falta de riego, y cómo remediar estos problemas.
SEÑALES DEL EXCESO DE RIEGO
Regar excesivamente las plantas de cannabis es un error muy común entre los cultivadores novatos. Suele producirse al preocuparse demasiado por las plantas y ofrecerles un recurso esencial de forma excesiva. Para algunos cultivadores, el simple hecho de ver la superficie de la tierra ligeramente seca es suficiente para que entren en pánico. Parece como si sus plantas estuvieran a punto de secarse y morir, por lo que proceden a regar la tierra con demasiada agua y demasiada frecuencia.
Una pieza esencial de la anatomía del cannabis es el sistema de raíces. Además de anclar las plantas al suelo para evitar que sean derribadas por el viento, las raíces actúan para absorber agua y nutrientes de la tierra. Un hecho poco conocido es que las plantas también usan las raíces para absorber oxígeno. Si das demasiada agua a tus plantas, o les das la cantidad correcta pero con demasiada frecuencia, estás obstruyendo su capacidad de absorber oxígeno, lo que producirá ciertos síntomas.
Los síntomas más frecuentes del exceso de riego en las plantas de cannabis incluyen el marchitamiento de las hojas directamente después del riego, y el amarilleamiento de las hojas si el problema persiste.
CÓMO SOLUCIONAR EL EXCESO DE RIEGO
El remedio para el sobrerriego es bastante simple: ¡contrólate con el agua! Para empezar, deja pasar más tiempo entre riego y riego. Puedes ir tocando la superficie de la tierra con el dedo índice y esperar a que los primeros 3cm estén lo suficientemente secos, antes de regar de nuevo las plantas. Generalmente, esto da lugar a una rutina de riego cada 2-3 días, más o menos. Además, evita ahogar las plantas cada vez que las riegues. Riégalas lo suficiente hasta que veas que el agua de escorrentía sale por los agujeros de drenaje durante unos 60 segundos después de regar, y no más.
El tamaño de la maceta también es un factor importante a considerar. Tendrás que empezar con tu plántula en una maceta pequeña y trasplantarla a macetas más grandes a medida que crece y aumenta su tamaño. Si pones una planta pequeña en una maceta grande demasiado pronto, las raíces todavía no serán capaces de absorber mucha agua del suelo, lo que significa que el sustrato permanecerá saturado demasiado tiempo.
SEÑALES DE LA FALTA DE RIEGO
La falta de riego puede producirse cuando un cultivador tiene una agenda muy ocupada y olvida regar sus plantas, o puede ocurrir en regiones muy calurosas donde es necesario regar más a menudo. Al regar demasiado poco, las plantas también tendrán un aspecto débil y enfermizo. Las hojas estarán secas y marchitas, y la punta de la planta podría quedar doblada.
CÓMO SOLUCIONAR LA FALTA DE RIEGO
Es posible recuperar una planta tras un período de poco riego, dependiendo de la gravedad de la situación. Si has descuidado enormemente tu planta y está literalmente tumbada en el suelo, entonces hay pocas posibilidades de recuperarla. Pero si solamente observas una leve caída de las hojas y un marchitamiento general, lo único que tienes que hacer es reajustar tu programa de riego.
Riega tus plantas de modo que el agua se escurra por los agujeros de drenaje durante los 60 segundos posteriores al riego. Y entonces usa el mismo consejo mencionado anteriormente; espera a que la capa superficial de la tierra se haya secado ligeramente antes de volver a regar, para evitar pasarte al otro extremo y regar en exceso.
¿CUÁNDO ES EL MOMENTO ADECUADO PARA REGAR EL CANNABIS?
Aunque sepas cómo resolver los problemas del riego, tendrás que determinar cuál es el mejor momento para regar tus plantas de cannabis. Este momento irá unido a las técnicas mencionadas anteriormente, y variará en función de las etapas del plantón, vegetativa y de floración.
Los plantones de marihuana son especialmente vulnerables, sobre todo en lo que respecta al riego; menos es más en esta etapa crucial. Un atomizador, mejor que una regadera, ayudará al cultivador demasiado entusiasta a mantener la hidratación bajo control. Dale a tus plantones una rociada ligera cuando la tierra de alrededor empiece a secarse, y las plantas prosperarán de inmediato.
Cuando hayan desarrollado un sistema de raíces, podrás cambiar a otras rutinas de riego que te llevarán hasta el momento de la cosecha. En consonancia con los consejos anteriores, deberás regar cada 2 a 3 días, o cuando el suelo circundante esté seco al tacto. La forma más eficaz de adquirir buenos hábitos en lo que respecta al riego, es hacerlo al comienzo del día. Las plantas que crecen al aire libre tendrán un día entero para aprovechar la luz del sol. Si cultivas en el interior, es aconsejable programar las luces para que se enciendan al empezar al día, a la vez que riegas.
Otra opción es regar al atardecer, pero las bajas temperaturas vespertinas y nocturnas pueden llevar a la acumulación de moho.
IMPORTANTE: PRESTA MUCHA ATENCIÓN AL PH
La consistencia de las rutinas de riego beneficia a otro elemento fundamental, la nutrición. El sistema radicular de tus plantas absorbe los fertilizantes del medio de cultivo, pero únicamente cuando los niveles de pH son óptimos (6,0-7,0 para suelos y 5,5-6,5 para hidro/turba/coco). La clave está en regar las plantas según un horario constante. Esto no solo mantendrá hidratadas a las plantas de forma rutinaria, también evitará fluctuaciones del pH, un síntoma que se manifiesta a través de manchas marrones en las hojas del medio y la parte inferior de la planta.
Para maximizar la absorción de nutrientes, intenta que se produzca una escorrentía de entre un 10 y un 20% cada vez que riegues. La adopción de este enfoque en una etapa temprana reducirá al mínimo las fluctuaciones del pH. Pero es especialmente importante si por cualquier motivo vas a aumentar la concentración de nutrientes (por ejemplo, con un acelerador de la floración).
Si sigues notando problemas (hojas deformes, hongos o manchas), podrían deberse al pH del agua. Independientemente de tu habilidad para equilibrar el pH del suelo, un agua demasiado ácida o alcalina podría trastocar todos tus cálculos. Utiliza un medidor de pH para asegurarte de tener las condiciones ideales ANTES de subir o bajar el pH, para disponer de un rango ideal.